PERIÓDICO CÁPSULAS DE MEMORIA CHIBCHACUM
COLUMNA DE OPINIÓN
Autor: HAROLD CORE
LA PACIENCIA, LA RISA Y LA GRATITUD:
Caminos para Transformar la Vida
En una sociedad acelerada, donde todo parece urgente y cada día se vive como si fuera una competencia contra el tiempo, detenernos a reflexionar sobre la paciencia, la risa y la gratitud es más que un ejercicio intelectual: es un acto de supervivencia espiritual y psicológica.
Muchos creen que la paciencia es simplemente “aguantar” o “no hacer nada”, pero la realidad es otra: la paciencia es una fuerza activa que nos ayuda a crecer mientras esperamos. Al mismo tiempo, la risa se convierte en medicina contra la angustia y la gratitud en el puente que nos conecta con Dios, con los demás y con nosotros mismos.
Con este ensayo-columna busco ofrecer una mirada integral que combine la espiritualidad, la psicología y la práctica cotidiana, para que cada lector encuentre herramientas concretas y profundas para transformar su manera de vivir.
- La paciencia como madurez emocional y espiritual
La paciencia no significa pasividad. Erik Erikson, en su teoría del desarrollo psicosocial, explicó que la capacidad de postergar la gratificación es una muestra de madurez emocional. La Biblia, por su parte, la considera un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). En ambos casos, la paciencia es un signo de fortaleza, no de debilidad.
La vida está llena de ejemplos: el agricultor que siembra sabe que debe esperar meses para cosechar; el árbol tarda años en dar fruto; incluso un diamante necesita millones de años bajo presión para formarse. ¿Por qué pensamos que nuestros sueños y proyectos deben cumplirse de inmediato? La paciencia nos enseña a respetar los ritmos naturales de la vida.
Tip psicológico: Cuando sientas impaciencia, cambia la pregunta “¿cuándo llegará lo que espero?” por “¿qué puedo aprender en este tiempo de espera?”. Esa reestructuración cognitiva, planteada por Beck en la terapia cognitivo-conductual, ayuda a ver la espera como preparación y no como pérdida.
- La risa como arma del espíritu
Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente de los campos de concentración, relató que incluso en medio del sufrimiento más atroz, el humor era un salvavidas para mantener la dignidad y la esperanza. La risa no elimina los problemas, pero cambia la manera en que los enfrentamos, incluso cuando los imbricamos con terapia narrativa, relatos grupales y narración oral en comunidad y entornos amigables.
Reír es un acto de libertad. Cuando reímos, aunque sea por un instante, nos desprendemos del peso de la angustia. Es un recordatorio de que no todo está perdido y de que la vida, a pesar de sus tragedias, conserva siempre un espacio para la alegría.
Tip práctico: Proponte cada día compartir una sonrisa, un chiste o un recuerdo divertido. Puede parecer pequeño, pero psicológicamente reduce el cortisol (hormona del estrés) y fortalece los vínculos sociales.
- La gratitud como camino de plenitud
Estudios de Robert Emmons y Michael McCullough (2003), han mostrado que la gratitud no solo aumenta el bienestar subjetivo, sino que fortalece la salud física y emocional. Agradecer a Dios y a la vida transforma la forma en que interpretamos lo que nos sucede: lo que antes parecía un obstáculo puede convertirse en una lección.
La gratitud también nos invita a vivir con humildad. Reconocer que todo lo que tenemos (desde lo más simple, como el aire que respiramos, hasta lo más complejo, como nuestras relaciones) es un regalo, nos aleja del orgullo y nos acerca al amor.
Ejercicio espiritual y psicológico: Cada noche escribe tres cosas por las que te sientes agradecido. Hazlo durante un mes y verás cómo cambia tu manera de percibir la vida.
- Psicología y autoconocimiento
El psicoanálisis, desde Freud hasta Winnicott, nos recuerda que nuestras angustias no siempre tienen una causa consciente. Muchas veces surgen de deseos reprimidos, miedos ocultos o conflictos internos. Por eso, conocerse a sí mismo es esencial.
El autoconocimiento implica escuchar nuestras emociones, reconocer nuestras sombras y aceptar que no somos perfectos. Como decía Carl Jung, “quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, despierta”.
Tip psicoanalítico: Observa tus sueños. Muchas veces, en ellos aparecen símbolos que revelan lo que no nos atrevemos a decir en la vida consciente. Reflexionar sobre ellos es una forma de dialogar con nuestro inconsciente.
- Estrategias prácticas para el día a día
- Respiración consciente: Dedicar unos minutos a inhalar y exhalar profundamente ayuda a calmar la ansiedad.
- Metas pequeñas: Dividir los grandes sueños en pasos alcanzables mantiene la motivación.
- Tiempo de silencio: Aprender a estar a solas fortalece la autonomía emocional (Winnicott).
- Oración diaria: Entregar nuestras preocupaciones a Dios libera el corazón y nos da paz.
- Compartir alegría: Un gesto amable, un abrazo o un detalle fortalecen los lazos sociales.
- Una píldora para este mes del amor y la amistad
Septiembre, en Colombia y en muchos lugares del mundo, se celebra como el mes del amor y la amistad. Es un tiempo para recordar que amar no significa exigir todo de inmediato, sino dar espacio al otro para crecer y florecer a su ritmo.
La verdadera amistad tampoco se mide en regalos costosos, sino en la capacidad de acompañar, escuchar y compartir la vida, incluso en los momentos de silencio. Como decía San Agustín: “La amistad no consiste en estar con alguien cuando es conveniente, sino cuando ya no lo es tanto”.
Consejo espiritual: Este mes, más que buscar recibir amor, esfuérzate por sembrarlo. Una palabra de aliento, un gesto de paciencia o una risa compartida pueden convertirse en el mejor regalo para quienes amas.
“La vida no es una carrera frenética contra el tiempo, sino un don que se nos da para crecer, reír, agradecer y amar. La paciencia nos enseña a esperar con esperanza, la risa nos recuerda que siempre hay lugar para la alegría y la gratitud nos conecta con Dios y con los demás.
Si aprendemos a vivir de esta manera, nuestras preocupaciones no serán cadenas que nos paralicen, sino oportunidades para descubrir que siempre hay una salida, siempre hay un motivo para agradecer y siempre hay un motivo para reír.”
Harold Core
Si por casualidad te interesa conocer las referencias bibliográficas de los autores que te expuse para este ensayo-columna, te invito a estudiarlas y encontrar en ellas, quizás, algo más que pueda darte el impulso que necesitas para sonreír y ser feliz.
¡Bendiciones pues, linduras lectoras de mi corazón!
Referencias:
- Beck, A. T. (1976). Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. International Universities Press.
- Emmons, R. A., & McCullough, M. E. (2003). Counting blessings versus burdens: An experimental investigation of gratitude and subjective well-being in daily life. Journal of Personality and Social Psychology, 84(2), 377–389.
- Erikson, E. H. (1950). Childhood and Society. Norton.
- Frankl, V. E. (1946). Man’s Search for Meaning. Beacon Press.
- Jung, C. G. (1964). Man and His Symbols. Doubleday.
- Kabat-Zinn, J. (1990). Full Catastrophe Living. Delacorte.
- Winnicott, D. W. (1965). The Maturational Processes and the Facilitating Environment. International Universities Press.