Por:
July Vanegas – Ingeniera Ambiental
Camila Carrillo – Trabajadora Social
Integrantes de la Corporación Setis y la Juntanza Ambiental Suacha
Las obras de canalización y adecuación hidráulica del Río Suacha se mantienen suspendidas, como ha podido constatar la ciudadanía y lxs habitantes aledaños al proyecto desde hace un par de meses. Presuntamente, y según manifestó otra fuente de información, al consultar con la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la entidad contratista de la obra, respondieron que las actividades se encuentran frenadas debido a condiciones climáticas adversas.
Sin embargo, el pasado 17 de julio de 2025, durante una sesión del Comité Interinstitucional de Educación Ambiental (CIDEA) del municipio de Suacha —y en el marco de la socialización de los programas adelantados por la Secretaría de Ambiente, Minas, Desarrollo Rural y Protección Animal— surgió la inquietud sobre cómo se incluiría al Río Suacha en las estrategias institucionales, destacando su valor como principal articulador de la estructura ecológica del municipio.
Además de este interés ambiental, se planteó la necesidad de reconocer el proceso de canalización y las obras hidráulicas ejecutadas por la CAR. En respuesta, el alcalde de Soacha, Julián Sánchez, informó que las obras están suspendidas debido a la falta de 18.000 millones de pesos por parte de la CAR, lo que impide continuar con su desarrollo.
Ahora surge una pregunta importante: ¿cómo es posible que el presupuesto oficial de más de 85.588 millones de pesos, establecido en el documento de Estudios Previos (versión 719-06-2020) para las obras hidráulicas en el río Soacha, no haya sido suficiente? Este presupuesto incluía cerca de 7.133 millones de pesos para el año 2022 y 78.455 millones para 2023, según lo calculado por el Consorcio Soacha 2020, encargado de ejecutar el contrato. Las obras hacen parte de la estrategia de saneamiento del río Bogotá – Fase I, bajo la responsabilidad de la CAR. Entonces, ¿por qué no se ha logrado avanzar como se esperaba?
Mientras seguimos esperando respuestas claras por parte de la autoridad ambiental, el contratista y los entes de control, las obras continúan suspendidas y en evidente estado de abandono. No hay señalización, algunas áreas se han convertido en un basurero, y la gestión ha sido francamente deficiente.
La afectación visual y del paisaje es notoria, y además existe un riesgo real de accidentes, cualquier persona podría caer en las zonas intervenidas. Como se evidenció en semanas anteriores, también se presentaron inundaciones en áreas de obra. Todo esto refleja una falta total de responsabilidad y cuidado; un verdadero desparpajo.
Tampoco se han compartido los documentos completos sobre la ejecución, intervención, avances y demás componentes del proyecto. La información disponible es limitada y no se ha garantizado un acceso transparente al estado real de la obra. En resumen, el proyecto está frenado y la ciudadanía sigue sin respuestas.
¿En dónde quedó el plazo de 12 meses establecido para la ejecución del contrato? Las inundaciones han afectado con fuerza, dejando nuevamente impactos en los habitantes y calles intransitables durante la emergencia. Mientras tanto, el Río Suacha ha sido endurecido con concreto, alterando su estructura y dinámicas propias.
A todo esto se suma una Alcaldía complaciente, que en sus pactos de silencio y su falta de pronunciamiento parece, por acción y omisión, avalar la degradación del río y el despilfarro de recursos públicos.
Los más de 80.000 millones de pesos asignados no le alcanzaron a la CAR para terminar el proyecto ¿Y entonces? Todo quedó así, sin respuestas clara, con el riesgo de que esta obra se convierta en un elefante blanco, como mencionaron las organizaciones ambientales. No solo por la inversión perdida, sino por el daño al ecosistema y el aumento de las inundaciones que, irónicamente, se pretendían solucionar.
En todo caso, persisten confusiones en torno a los temas presupuestales y al manejo de los recursos asociados a las obras, lo que abre espacio para especulaciones y conjeturas. Esta situación es consecuencia directa de la falta de claridad por parte de los entes institucionales y los actores involucrados en el proyecto.







